Los recientes acontecimientos en Washington, donde el presidente Trump ofreció el estatus de refugiados a los afrikaners oprimidos, han despertado mucho interés entre los habitantes del Volkstatt y otros afrikaners.
El consenso dentro de la comunidad afrikáner es: «¡AYÚDENNOS AQUÍ!» en lugar de enviarnos a Estados Unidos. Esto ha provocado un cambio de enfoque, que ha dejado de centrarse en ayudar a los posibles refugiados afrikáneres y ha pasado a considerar la creación del Volkstaat como una mejor solución.
Muchos estadounidenses, incluidos funcionarios, admiten que su país jugó un papel fundamental en la instalación del gobierno comunista del CNA y en la creación del desastre que tenemos hoy en Sudáfrica.
Las reformas radicales y los cambios de política del gobierno sudafricano nunca resolverán las garantías de supervivencia a largo plazo para los afrikáneres. Sólo un Volkstaat puede hacerlo.
Los afrikaners son un pueblo orgulloso y no son mendigos, pero cuando una potencia mundial ofrece ayuda, es una tontería no aceptarla con gratitud.
Los afrikáneres tienen el derecho constitucional y el deber moral de establecer un Volkstaat.
Lamentablemente, esto conlleva el desafío de construir casi toda la infraestructura desde cero: puertos, aeropuertos, carreteras, escuelas, hospitales, etc.
Los estadounidenses deberían considerar la financiación del Volkstaat como una inversión en su propio futuro, construyendo un nuevo aliado y creando un equilibrio de poder en el subcontinente africano meridional.