martes, diciembre 3, 2024

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Haití y su desafío.

JAVIER FUENTES.

Vive en el Bronx. N.Y.

Lcdo en Teología. Politólogo con especialidad en Administración Pública y Comunicación Estratégica.

Maestría en Escritura Creativa.

Maestría en Derecho y Relaciones Internacionales.

Artículo de opinión.

Haití enfrenta desafíos grandes que a la vez son extremadamente complejos y los mismos han persistido durante décadas, incluyendo la inestabilidad financiera y política que  desembocan en guerras civiles y estas últimas luego finalizadas mutan a bandas o pandillas armadas que controlan distintos territorios.

La pobreza extrema, la corrupción y la falta de infraestructura básica son problemas que imponen otro yunque a la Nación.

Sin embargo, describir al país como “sin solución” es una afirmación pesimista que no reconoce los esfuerzos locales e internacionales por mejorar su situación.

Aclaró que en teoría, algunos países han presentado su propuesta de colaboración y que solo República Dominicana durante décadas ha hecho de la reciprocidad un principio de solidaridad efectiva.

Hay factores clave en la crisis de Haití que voy a mencionar, pero primero haré referencia sobre algo que escribió Jean Bertrand Aristide, el peor presidente haitiano, cuando habló de dos tipos de esclavitud, yo le llamo pobrezas, al describir en su narrativa histórica que: “En 1804, Haití se convirtió en la primera república negra de la única revolución de esclavos llevada a cabo con éxito en el mundo”.

Este ex-sacerdote que peor ser humano no pudo ser, al escribir sobre la historia de su país nos muestra  Toussaint su libertador: “líder indiscutible que trazó el rumbo de este acontecimiento histórico fue un esclavo cuyo nombre constituye hoy un símbolo intemporal de la libertad: Toussaint L’Ouverture”.

“Los escritos que dejó, sus memorias y cartas, y la Constitución que redactó permiten comprender su legado político, teológico y económico.

Para nosotros, seguidores de los pasos de Toussaint, los documentos que escribió nos plantean tres preguntas capitales. ¿Hasta qué punto se liberó Toussaint a sí mismo no sólo de la esclavitud física, sino de la esclavitud mental con respecto al sistema colonial que combatió?

En segundo lugar, en el plano teológico, ¿ofrece el legado de Toussaint una línea de liberación que se pueda poner en práctica hoy en día? Y, finalmente, ¿el cumplimiento del legado social y económico de Toussaint nos permitiría erradicar la pobreza, la versión moderna de la esclavitud, y avanzar hacia la libertad real”?

Aristides; juiciosamente usando los presupuestos y paradigmas de la psicología hace una extraordinaria revelación que él cómo presidente no se la aplicó para separarse de ella; los dos tipos de pobrezas.

Y sigo citando: “Desde el comercio transatlántico de esclavos hasta el actual sistema global de esclavismo económico, una amplia variedad de agentes han contribuido al mantenimiento del colonialismo.

Aquellos a los que yo llamaría esclavos mentales, los colonizados que no obstante defienden los intereses de los colonizadores blancos, han desempeñado siempre un papel crucial en la perduración de esclavitud entonces y ahora”. (Toussaint L’Ouverture. La Revolución Haitiana. Págs: 8-9)

Leer este libro nos invita a reflexionar y conocer la mentalidad histórica del pueblo haitiano del còmo no ha podido superar la pobreza mental que su ex presidente subraya al hacer una especie de juicio histórico a su patricio.

Aquí ahora los factores clave que socavan el desarrollo de la Nación Haitiana.

a)-    Inestabilidad política: Haití sufre y ha sufrido numerosos golpes de Estado que provocan cambios de gobierno sumiéndose el país en la profundidad del caos civil e institucional; hechos que han dificultado la continuidad de políticas públicas efectivas para desarrollarse.

Aquí entra lo citado por el autor mencionado: “esclavitud mental” que podemos intercambiar por “pobreza mental”.

b) Crisis económica y financiera: “Según el Banco Mundial, cerca del 90% de los haitianos viven por debajo del umbral de la pobreza, y casi un tercio de ellos en la pobreza extrema”.

Esa sola cifra nos permite entender por qué ellos cruzan a República Dominicana y el por qué son reclutados para todos tipos de trabajo con salarios bajos y con acceso limitado a servicios básicos como salud, educación y agua potable en su país. Presionando el presupuesto dominicano.

c) – La       Corrupción y debilidad institucional: La corrupción, -que es un mal en los seres humanos-, generalizada ha erosionado la confianza pública e internacional que limita la capacidad del gobierno para gestionar recursos financieros de manera eficiente para  los programas de desarrollo, por su carencia de credibilidad.

d)-    Los desastres naturales en  Haití han agudizado y acelerado altamente la desesperanza, el desconsuelo y la violencia.

La falta de un ejército profesional imposibilita las distintas tareas.

e)- La        Injerencias extranjeras: durante su larga historia, Haití ha sufrido varias intervenciones extranjeras que, en muchos casos, han contribuido a su inestabilidad.

Pero al señalar esos puntos y sin hacer referencia a una clase política y empresarial haitiana de cloaca.

La pregunta sería: ¿hay esperanza?

Y reflexiono: en que las iniciativas auspiciadas por la Naciones Unidas, la OEA, y otras organizaciones internacionales subregionales que auspiciaron el envío de tropas Keniana y de otros países es la respuesta a la pregunta de: ¿“si hay esperanza”?.

¿Podemos creer que el despliegue de 5 mil policías podrán controlar decenas de millares de pandilleros y ex guardias y policías bien armados?

Es cómo para dudar.

Un curso efectivo para abordar estos problemas, tanto a nivel interno como externo por medio de organizaciones internacionales y comunidades locales es trabajando en proyectos de desarrollo sostenible, fortalecimiento institucional y ayuda humanitaria.

Pero con un gobierno autoritario sin elecciones ni parlamentos auspiciado por esas mismas organizaciones con proyecto de desarrollo sostenible-transversal a 40 años. 

Asimismo, algunos líderes haitianos y los de la  diáspora; que busquen soluciones que promuevan el crecimiento y la estabilidad.

Y que dejen de justificar su pobreza mental con acusaciones a los dominicanos.

El camino para encontrar la esperanza:

1)- Fortalecimiento institucional para promover la justicia, la transparencia y la gobernanza.

2)- Inversiones en educación y salud para mejorar la calidad de vida. A través de la gestión de préstamos internacionales bajo un patronato de supervisión supranacional.

3)- Apoyo internacional coordinado, enfocado en el desarrollo y no solo en la ayuda de emergencia que a través o por medio de una fuerza multilateral de evaluación, control y seguimiento efectiva haga los desembolsos necesarios dentro del gobierno aplicable a los distintos programas y proyectos.

Y que los cinco países que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, garanticen el cumplimiento.

Aunque el panorama es difícil, Haití no está “sin solución”. Un esfuerzo multipolar y sostenido puede abrir el camino de la esperanza con un gobierno, reitero, autoritario.

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