Miriam Germán Brito defendió ayer su gestión como procuradora general de la República y su larga trayectoria en la judicatura ante los cuestionamientos que, afirma, se le hacen «por todo» y que es el costo que asume porque no se puede administrar justicia «buscando aplausos».
En un encuentro con los directores de medios de comunicación, a los que aseguró «pueden tener la tranquilidad» de que «nunca actuaría contra la libertad de expresión», salió al frente de la estrategia política de persecución que se ha implementado en el Ministerio Público (MP) y que ha conllevado negociaciones con gran parte de los imputados.
Junto a la coordinadora de Litigación de la Procuraduría Especializada de Persecución a la Corrupción Administrativa (Pepca), Mirna Ortiz, aseguró que esos acuerdos están «firmemente anclados en el ordenamiento jurídico», por lo que no hay que satanizarlos.
Sostuvo que los convenios, que ya han permitido, en procesos penales abreviados la devolución de recursos y bienes al Estado, persiguen también «fortalecer las imputaciones contra los principales acusados» de los diferentes expedientes.
No se ha negociado impunidad
Miriam Germán dijo ayer que «no existe» un acuerdo que se le atribuyó a la Procuraduría General de la República «que implique, dizque tú me vas a pagar haciendo tal obra por tal obra». Sobre el comunicado que se distribuyó el pasado domingo en el que denunció ser objeto de campañas de descrédito que son financiadas de manera «ilícita», explicó que «quizá» no tuvo la redacción más adecuada, pero que no ve ninguna amenaza a los periodistas.
Entre chistes, palabras de reconocimientos y algunas críticas a esos profesionales, la también exjueza de la Suprema Corte de Justicia aseguró que reconoce la función de los medios en el fortalecimiento de la democracia. En su crítica, sostuvo que no está de acuerdo con el uso de palabras «sin el debido rigor, dañando reputaciones de personas e instituciones».
Expuso que entiende que todos los funcionarios deben estar abiertos al escrutinio y a los cuestionamientos, pero que estos deben tener sus límites.
«Ese escrutinio mayor (en comparación con el de un ciudadano común) no significa que se renuncie al derecho fundamental al honor y hasta a la intimidad», subrayó.
Las tres causales y lo que pensaría muy bien
En la reunión con los directores de medios, la procuradora general fue abierta al tratar algunos temas de su vida personal y sobre todo la condición especial de su hijo Orlando, el cual reveló tiene «un ligero retardo y rasgo de autismo», al cual «el amor» que le ha dado y lo que ella ha recibido de él «no tiene precio».
Sin embargo, dijo estar de acuerdo con las tres causales porque no puede «mezclar una convicción religiosa«. Afirmó también que «no descartaría» aceptar otra posición, pero que lo pensaría por la condición de su hijo.